¿Qué pasará si Unidos mete tres concejales en Pueblo Esther? (Uno de ellos sería del Intendente)

El enigma Unidos: ¿frente oficialista u opositor?

18/05/2025Redacción InfoEstherRedacción InfoEsther
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Pullaro no ignora lo que pasa en Pueblo Esther (Hasta tiene una casa en la ciudad).

La elección primaria en Pueblo Esther funcionó como un microclima político de laboratorio. En su escala mínima, proyectó tensiones propias del escenario nacional: la apatía creciente del electorado, la fragmentación de las identidades partidarias, la redefinición de los liderazgos locales y la dificultad para leer un voto cada vez más emocional, intermitente e inorgánico.

Con una participación que apenas superó el 60%, el dato no fue tanto la asistencia —la más baja desde 1983— sino la irrupción de un nuevo equilibrio de poder en el Concejo Municipal.

El espacio Unidos para Cambiar Santa Fe fue el gran ganador de las PASO, pero lo que en apariencia luce como una victoria opositora, esconde una complejidad que aún no ha sido decodificada del todo.

El enigma Unidos: ¿frente oficialista u opositor?

Unidos podría quedarse con las tres bancas en juego. Pero el interrogante que se abre, con lógica maquiavélica, es tan elemental como incómodo: ¿quién conduce ese frente? ¿Es oficialismo o es oposición?

Dos de las tres candidaturas mejor posicionadas dentro de Unidos responden a la concejala Kiney Compiano, una dirigente con un discurso confrontativo, que ha sido crítica de la actual gestión. Sin embargo, la tercera banca sería para Mauro Vallejos, quien representa al espacio del intendente Martín Gherardi, que compitió dentro de la misma interna.

Aquí aparece la paradoja que reconfigura todo el escenario: Gherardi, que venía de conducir un partido vecinal con buen rendimiento electoral, decidió abrir su construcción hacia Unidos al que fue invitado. Una movida que algunos vieron como una señal de debilidad, pero que en los hechos le permitió mantener un lugar competitivo en un contexto de desgaste generalizado para los oficialismos.

El poder no se pierde: se transforma

En la lectura superficial, el oficialismo habría perdido sus dos bancas en el Concejo. Pero esa lectura desconoce un matiz clave: el intendente tendrá una banca propia (o dos) dentro del nuevo bloque mayoritario. Una minoría con volumen institucional que, sumada a la gestión del Ejecutivo municipal —que Gherardi seguirá conduciendo durante dos años más—, le otorga capacidad de interlocución, margen de maniobra y, sobre todo, tiempo.

Tiempo para reacomodarse. Para recuperar agenda. Para disputar la conducción del frente, no desde la estridencia, sino desde la gobernabilidad.

Gherardi, además, no es un outsider del poder provincial.  Su llegada a Unidos no fue una improvisación oportunista. Fue buscado, incluso impulsado, por sectores que ven en su figura una experiencia de gestión estable, alejada de los extremos ideológicos. Un perfil que encaja en el esquema de gobernabilidad que propone el gobernador Maximiliano Pullaro.

¿Qué rol jugará Pullaro?

Pullaro no ignora lo que pasa en Pueblo Esther (Hasta tiene una casa en la ciudad). El gobernador viene consolidando un liderazgo que combina gestión, pragmatismo y territorialidad. Y necesita intendentes con capacidad de gobernar, no tribus en guerra. En esa lógica, Gherardi aparece como un socio confiable, con quien puede articular desde la moderación.

El rol del gobernador podría ser clave en los meses que vienen. No para intervenir en las disputas locales, pero sí para garantizar que el frente Unidos funcione como una herramienta de gobernabilidad, y no como un archipiélago de micro-oposiciones descoordinadas. Si Pullaro busca consolidar poder provincial, deberá cuidar a quienes —como Gherardi— todavía sostienen intendencias en zonas clave del mapa santafesino.

Un voto que castiga, pero no rompe

El resultado de las PASO no puede leerse como un rechazo absoluto. Fue un llamado de atención. Un voto que expresa cierto agotamiento, sí, pero también la necesidad de adaptación de las formas tradicionales de gestión.

En ese marco, Gherardi —como tantos otros intendentes en todo el país— no enfrenta una crisis de legitimidad, sino una exigencia de actualización. La ciudadanía ya no premia las gestiones prolijas: exige respuestas rápidas, discursos empáticos y cercanía emocional. La construcción vecinal que le permitió llegar, hoy necesita transformarse para sobrevivir.

La posibilidad de que Unidos coloque tres concejales en Pueblo Esther no implica, necesariamente, una derrota total para el intendente. Si bien dos de esas bancas quedarían en manos de la línea opositora de Kiney Compiano, la tercera pertenecería a la lista que responde directamente a Gherardi. Es decir: el oficialismo, aún golpeado, conservaría presencia institucional.

Desde esa banca, y con la estructura del Ejecutivo aún bajo su conducción, Gherardi puede intentar reconstruir volumen político, tejer alianzas y reposicionarse frente a una nueva configuración del poder local. El ingreso al frente Unidos, tras años de apostar por una construcción vecinal, no fue una capitulación, sino una jugada táctica en medio de una coyuntura adversa.

La pregunta, ahora, no es sólo si Unidos puede meter tres concejales. La pregunta es quién conducirá ese espacio, y con qué proyecto político de cara a 2027. Gherardi, por el momento, sigue siendo intendente. Y, como enseña la política, el que administra los tiempos, muchas veces, administra también el poder.

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